domingo, 25 de octubre de 2015

Gente podrida, gente que no


...Gente que te escucha, gente que no
gente que te banca
(soporta), gente que no
gente que te invita a su casa a dormir
gente que te deja en la calle morir...


Esta estrofa pertenece a la canción Gente que no del grupo argentino Todos tus muertos. Recuerdo con total nitidez la primera vez que escuche esta letra y me encantó. Aproximadamente tenía 10 años y al oir esta canción entré de cabeza en el rock. En un segundo pasé de entretenerme con la música de Las trillizas de oro (que también cantaron junto a Julio Iglesias), a escuchar esta letra irreverente nada apropiada para un niño de temprana edad.

De hecho, me acuerdo que una tía mía me prestó su radio cassette Casio y aproveché para grabarla y memorizarla, para desgracia de mi madre que me preguntaba una y otra vez de dónde había sacado esa canción. Para mí sigue siendo mágica y liberadora, y todavía recuerdo la letra entera.

A día de hoy, siempre se me viene a la cabeza esta letra cada vez que me encuentro con una persona que transmite mala onda. Este tipo de gente que vive enfadada con el mundo, que nada le viene bien y que todo lo que sucede a su alrededor le parece mal. Es gente con el alma podrida, que no sabe lo que quiere y si consiguen lo que desean no saben disfrutar de ello. Gente que no.

Me refiero a esa clase de personas que cuando a ti te pasa algo bueno, a ellas les ocurre algo mucho mejor, y cuando a ti te pasa algo malo a ellas les pasa algo mucho peor. Son gente descontenta, para ellas nunca nada sale bien y todo es objeto de crítica, excepto ellas mismas porque, a pesar de su inconformismo, se consideran perfectas.

Son individuos que disfutan dando órdenenes y diciéndole a los demás lo que tiene que hacer. Da igual si son jefes o no, incluso, se da el caso de que, aunque sean el último mono, se creen con la autoridad moral suficiente para impartir cátedra sobre cualquier tema humano, inhumano o paranormal. Son seres amargados que intentan inculcar su amargura a todo ser vivo que se le acerca con la única sana intención de mantener una conversación agradable.

Sé muy poco de Psicología, pero es posible identificarlos con cierta facilidad. Intentan esconderse entre la muchedumbre, pero más temprano que tarde salen y atacan. Si se resisten a salir puedes utilizar algún cebo del estilo: “A mí se me dan muy bien las matemáicas”. Y si el ser “gente que no” escucha la frase, enseguida responderá: “Pues yo estuve a punto de entrar en la NASA”.

Estos hombres y mujeres catalogados bajo el paradigma “gente que no”, también sufren y lloran, pero no te hagas ilusiones: cualquier problema que hayas tenido o tengas es una estúpidez comparado con lo terrible de su existencia. Les ocurren cosas tan dramáticas que en la mayoría de los casos optan por no contártelas para que no sufras y, además, no serías capaz de entenderlas.

Las personas “gente que no” están repartidas estratégicamente por todos los rincones del mundo preparadas para decirte lo que tienes que hacer, lo torpe que eres, cómo tienes que vestir, tirar abajo tu autoestima, hacerte creer que estás amargado, recalcarte que tienen más poder que tú, que están mejor preparadas que cualquiera para sobrevivir en este mundo, que le sobran los amigos y que, por supuesto, están encantadas de conocerse.

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