sábado, 10 de octubre de 2015

Recuerdos: 20 años no es nada...




   

Como dice el tango: "20 años no es nada". Menos mal que casi siempre el tiempo lo cura todo, hace que nos olvidemos de los pequeños detalles, nos iguala cuando nos convertimos en mujeres y hombres de pleno derecho e, incluso, hace que algunos hechos se nos borren de la memoria teniendo la sensación de que nunca han ocurrido.

 

Ayer me reencontré con mis compañeros de C.O.U. del año 95, y parece mentira que ya han pasado 20 años desde que dejamos las aulas del Colegio San Estanislao de Kostka de Málaga. Lo que no es mentira es que el tiempo si ha pasado sobre nosotros: unos están más calvos, otros con más canas y todos con más arrugas. Que le vamos a hacer, es la ley de la vida.

Por suerte, lo que no ha cambiado fue la magia del momento del reencuentro: por unas horas todos volvimos a tener 18 años y, por lo menos para mí, fue incríble revivir otra vez esa sensación. Fuimos capaces de reirnos de las mismas cosas y del mismo chiste malo de hace 20 años atrás y, sin duda, eso también formó parte de los mejores momentos de la reunión.

También estuvieron presentes en las conversaciones aquellos que no pudieron venir y los que tristemente ya no están entre nosotros, pero que siguen vivos en nuestros corazones.

Tampoco puedo dejar de nombrar a aquellos profesores que han dejado una huella en mí para siempre: don Fernando, don Eugenio, don Enrique, don Jorge, don Manuel... Y muchos otros que no sólo nos impartieron clases de Historia, Literatura o Matemáticas, sino que, además, nos dejaron importantes lecciones de vida.

Tengo del colegio anécdotas imborrables como el día que mi libro de filosofía salió volando por la ventana de 3º de B.U.P. para no volver jamás, o el día que un compañero pisó un caca de perro y no tuvo mejor ocurrencia que limpiarse en la mesa de otro compañero, aprovechando su ausencia.

Así una y mil historias más podría contar, al menos para mí, de esos maravillosos y divertidos años. 

En el último año, en C.O.U., llegaron las niñas para traer la alegría y ya teníamos que, al menos, parecer más formales. Muchos empezamos a usar pefume y a fijarnos más en la ropa con la que íbamos a clase. Ya no estábamos solos y teníamos que causar buena impresión.

Por último, tengo que decir que muchos no quisieron ir a la reunión porque no se sentían cómodos o por el motivo que sea y lo entiendo, no todos pensamos de la misma manera. Aunque en mi caso tengo que decir que llegué en 1992 a 1º de B.U.P. y no conocía a nadie en el colegio ni en la ciudad, y mis compañeros se volcaron conmigo y me hicieron sentir como si llevara en Málaga toda la vida. 

¡Así que muchas gracias a todos, nunca os olvidaré! !Hasta siempre!


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