domingo, 15 de noviembre de 2015

Inútil: ¿activo o pasivo?


El otro día me invitaron a un simposio llamado “Los cambios en el trabajo en la era digital”. Aunque el tema es de actualidad, las ponencias se hacían cada vez más pesadas, y no lograba centrar la atención más de cinco minutos cada vez que los conferenciantes empezaban a destripar el entramado de Internet y sus consecuencias.


Por fin llegó un bendito descanso, y aproveché para acercarme a un grupo de asistentes que se preguntaban si las nuevas tecnologías habían anulado algunas habilidades de los trabajadores porque, según su opinión, cada vez todo está más automatizado. Después de esperar un tiempo prudencial escuchando, intenté morderme la lengua, pero no pude resistirme y tuve que intervenir. Y les dije que no, que no era así, que la tecnología ha conseguido que surja una nueva figura: el inútil activo. Y comencé mi discernimiento.

El término inútil en la cultura occidental se ha asociado a una persona que no sabe hacer nada o casi nada. Durante siglos ser un inútil era un lastre que te impedía desarrollarte como persona y profesionalmente, aunque nunca han faltado adelantados a su tiempo que han logrado ocultar su inutilidad para llegar lejos en la vida. En este caso hablamos del inútil pasivo.

El inútil activo está aquí para quedarse 

y su misión es la de dificultar en exceso o 

hacerle la vida imposible a los que están a su alrededor


El inútil pasivo es el inútil de toda la vida. Aquel que es consciente de que poco o nada se le da bien y tampoco tiene interés en aprender más de los estrictamente necesario para sobrevivir, pero, por lo menos, intenta que no se note y no se siente orgulloso de ello.

Sin embargo en los últimos años y actualmente con más fuerza, ser un inútil es un valor en alza. Así como hoy en día incluso existen escuelas para aprender a ligar, ser un inútil también se ha profesionalizado. Ya no hace falta que te escondas, si eres un inútil sal a la calle con orgullo y demuestra que eres capaz de vivir de ello.

Estamos ante un verdadero cambio social. El inútil activo está aquí para quedarse y su misión es la de dificultar en exceso o hacerle la vida imposible a los que están a su alrededor, cuando recurren a él para solucionar un problema.

Este tipo de inútil, profesionalizado, conoce todas las técnicas psicológicas, paranormales y legales para que te resulte imposible solventar cualquier tipo de inconveniente. En el instante en que caes en sus manos empieza un largo calvario, perfectamente estructurado, para sacar lo peor de ti y llevarte al clímax de la desesperación.

Los procesos largos y tediosos son como un manjar de dioses para el inútil activo, ya que necesita asegurarse que te hará perder el día entero. Todo debe quedar bien atado, por eso es fundamental entrar en todos los detalles hasta rozar la estupidez. Para resumir, son incompetentes con una alta formación, preparados para rebatir cualquier argumento lógico y negar la ayuda a cualquier persona que se cruce en su camino.

Cuando terminé de explicarme, los compañeros de simposio que me escuchaban abrieron los ojos como platos y me miraban de una forma muy extraña. No sé si pensaban que estaba loco, que era idiota o un iluminado. Pero mi humilde intención no era otra que hacerles entender que, a pesar de todos los cambios que ha habido en la Historia y de la enorme revolución tecnológica que ha supuesto Internet, la base de la estupidez humana continúa inalterable.


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