Por fin llegó un
bendito descanso, y aproveché para acercarme a un grupo de
asistentes que se preguntaban si las nuevas tecnologías habían
anulado algunas habilidades de los trabajadores porque, según su
opinión, cada vez todo está más automatizado. Después de esperar
un tiempo prudencial escuchando, intenté morderme la lengua, pero no
pude resistirme y tuve que intervenir. Y les dije que no, que no era
así, que la tecnología ha conseguido que surja una nueva figura: el
inútil activo. Y comencé mi discernimiento.
El término inútil
en la cultura occidental se ha asociado a una persona que no sabe
hacer nada o casi nada. Durante siglos ser un inútil era un lastre
que te impedía desarrollarte como persona y profesionalmente, aunque
nunca han faltado adelantados a su tiempo que han logrado ocultar su
inutilidad para llegar lejos en la vida. En este caso hablamos del
inútil pasivo.
El inútil activo está aquí para quedarse
y su misión es la de dificultar en exceso o
hacerle la vida imposible a los que están a su alrededor
El inútil pasivo es
el inútil de toda la vida. Aquel que es consciente de que poco o
nada se le da bien y tampoco tiene interés en aprender más de los
estrictamente necesario para sobrevivir, pero, por lo menos,
intenta que no se note y no se siente orgulloso de ello.
Sin embargo en los
últimos años y actualmente con más fuerza, ser un inútil es un
valor en alza. Así como hoy en día incluso existen escuelas para
aprender a ligar, ser un inútil también se ha profesionalizado.
Ya no hace falta que te escondas, si eres un inútil sal a la calle
con orgullo y demuestra que eres capaz de vivir de ello.
Estamos ante un
verdadero cambio social. El inútil activo está aquí para quedarse
y su misión es la de dificultar en exceso o hacerle la vida
imposible a los que están a su alrededor, cuando recurren a él
para solucionar un problema.
Este tipo de inútil,
profesionalizado, conoce todas las técnicas psicológicas,
paranormales y legales para que te resulte imposible solventar
cualquier tipo de inconveniente. En el instante en que caes en sus
manos empieza un largo calvario, perfectamente estructurado,
para sacar lo peor de ti y llevarte al clímax de la desesperación.
Los procesos largos
y tediosos son como un manjar de dioses para el inútil activo, ya
que necesita asegurarse que te hará perder el día entero.
Todo debe quedar bien atado, por eso es fundamental entrar en todos
los detalles hasta rozar la estupidez. Para resumir, son
incompetentes con una alta formación, preparados para rebatir
cualquier argumento lógico y negar la ayuda a cualquier persona que
se cruce en su camino.
Cuando terminé de
explicarme, los compañeros de simposio que me escuchaban abrieron
los ojos como platos y me miraban de una forma muy extraña. No sé
si pensaban que estaba loco, que era idiota o un iluminado. Pero mi
humilde intención no era otra que hacerles entender que, a pesar de
todos los cambios que ha habido en la Historia y de la enorme
revolución tecnológica que ha supuesto Internet, la base de la
estupidez humana continúa inalterable.
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Literatumas: blog literario de Martín Lapadula
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