domingo, 7 de febrero de 2016

Cualidades secretas (Capítulo I)


El cuerpo debe colocarse en el suelo en forma de cruz con los brazos y los pies clavados al suelo, no pueden quedar marcas de violencia en la habitación ni rastros de sangre. Todo tiene que estar limpio y ordenado, como si no hubiese ocurrido nada, hay que cuidar hasta el más mínimo detalle. Y lo más importante de todo: el fallecido llevará puesta ropa nueva y de gala y estará bien peinado, aseado y perfumado”.

Las instrucciones de cómo dar muerte al individuo sin dejar ningún tipo de prueba incriminatoria ya las expliqué en mi nota anterior y, como ya sabéis, por motivos de seguridad nunca escribo dos veces lo mismo. Cada instrucción es única y, una vez leída, debe ser memorizada y destruida”.

Las normas anteriores parecían sacadas de un manual para cometer un asesinato sin dejar rastro, pero las órdenes de cómo debía actuar el asesino después de matar daban a entender que se trataba de un ritual espiritual o satánico, propio de un desequilibrado mental.

Pero vayamos por parte. Toda esta historia ocurrió hace unos años. En un papel viejo, sucio y arrugado estaban escritas estas instrucciones metidas dentro de un libro de medicina titulado Anestesiología: ciencia y técnica de la anestesia.

El libro lo encontré en la calle cuando volvía andando del trabajo hacia mi casa. Estaba en el suelo, exactamente en medio de la acera por donde caminaba, era imposible no verlo. En un primer instante pensé en colocarlo en algún lugar visible por si el dueño volvía a recogerlo, pero un impulso me hizo levantarlo del suelo y quedármelo para leerlo en mi casa con más detenimiento.

La portada del manual de anestesiología era de diseño más o menos actual, sin embargo, al abrirlo todas sus páginas estaban escritas a mano sobre papiro y las letras se veían muy borrosas, lo que hacía imposible leer lo que se explicaba en él. Y justo en la mitad del libro, doblado varias veces, estaba aquel papel viejo con esas espeluznantes instrucciones.

Miré el papel y el libro una y otra vez para ver si encontraba alguna pista que me llevara a descubrir algo sobre aquel diabólico plan. Después de pasar una noche en vela analizando línea por línea ambos escritos encontré la única frase legible del libro que decía: “La siguiente instrucción está en el Evangelio de Tomás y en ella se describen las cualidades secretas del ejecutor del siguiente asesinato. Pronto se sabrá quién es y a quién debe matar”. 

No tenía ni idea de a qué se refería, así que rápidamente busqué en internet Evangelio de Tomás y lo que encontré me sorprendió. Se trata de un evangelio apócrifo, es decir, uno de los textos descartados para formar parte de la Biblia y, según opinan algunos expertos, es el más importante porque contiene enseñanzas de Jesús que no debían divulgarse y que sólo podían ser conocidas por unos pocos elegidos. Todo esto no tenía nada de sentido.
(CONTINUARÁ la próxima semana...)

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